El desarrollo de la industria se
constituye en un importante motor del crecimiento económico de un país. De
acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial
(ONUDI), durante el cambio estructural, es decir, cuando una economía pasa de
depender básicamente del sector primario (agricultura, minería y pesca) a
generar industrias, mejora no solamente la productividad, sino también, el
empleo (durante las primeras fases) y las condiciones laborales.
En el Perú, esta rama de actividad
ha sufrido importantes cambios en las últimas décadas, pasando de un periodo de
industrialización, orientado al mercado interno y la sustitución de
importaciones de 1950-1975, un periodo
de crisis entre 1975-1990, y de desregulación y liberalización desde 1990 en
adelante. Este último periodo resultó perjudicial para
la industria local orientada principalmente a un mercado interno poco
desarrollado ya que les privó de las protecciones y beneficios que gozaban
teniendo que competir directamente con industrias foráneas más eficientes. En
la actualidad se vive un proceso de cambio estructural orientado hacia los
sectores de comercio y servicios donde se concentra la mayor cantidad de
empleos pero que, sin embargo, no fomentan el empleo en el sector formal.
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